Tras una buena bajada desde el puerto del oso y sin pagar el peaje del euro de la cabreriza pues por mas que buscamos y llamamos no encontramos al anciano que de costumbre, nos recibe al paso. Llegamos al agua, ¡Por fin!.
Nos equipamos refrescamos y tras reponer fuerzas y la foto de rigor comenzamos a caminar barranco abajo por el cauce del rio.
Con todo ello los primeros rápeles. ¡Comienza la aventura!.
Por último descendemos por el rio dejandonos llevar por la corriente hasta llegar al Colmenar, donde nos dimos un merecido homenaje en la feria.
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