Comenzamos la caminata a mediodía por el sendero normal, todo muy tranquilo, apenas encontramos cuatro senderistas en toda la ruta.
La subida hasta media ladera no tenía indicios de la nevada pues lógicamente al tratarse de la cara sur de la sierra y a cotas tan bajas acaba por no cuajar, pero conforme vamos subiendo nos encontramos con un maravilloso espectáculo invernal que nos deja boquiabiertos.
La subida se hace agradable prestando mucha atención para no perder el sendero hasta llegar por fin y sin dificultad a la cumbre en un espléndido y azulado día. Como llevamos tiempo suficiente, decidimos continuar hacia el San Cristobal haciendo la crestería que estaba repleta de nieve por la cara norte.
Bonitas imágenes de los pinsapos cargados de nieve, todo helado, parecía que caminábamos por una postal.
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