Comenzamos la entrada a la cavidad llevándonos una triste impresión causada por la suciedad y destrozos provocados por gente sin escrúpulos que han tomado aquello como un vertedero. También nos disgusto la gran cantidad de pintadas de gamberros que a falta de cerebro necesitan colores fluorescentes para caminar por la cueva.
Pasando de este tema tan poco agradable para todos y en especial para el medio en cuestión. Comenzamos con un pequeño descenso en rapel de unos 5 metros que nos deja en la galería que nos disponemos a visitar.
Una vez allí comenzamos el fabuloso e intrincado recorrido entre salones y gateras que nos llevará finalmente al lago donde culminará por hoy la ruta planteada desde un principio.
Tras hacer un silencio en la oscuridad junto al lago subterráneo nos ponemos en marcha de regreso al exterior.
Tras hacer un descanso para comernos el bocata ascendemos por la chimenea que nos lleva de nuevo hacia el exterior.
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